viernes, 25 de noviembre de 2011

Pearl Jam, Foro Sol, noviembre de 2011

En los días previos, a su presentación de anoche (24 de noviembre de 2011) se divulgó una entrevista en donde Eddie Vedder habló de que los últimos 10 años han sido buenos recalcando su gusto por tocar en vivo y sus familias.

Esta noche volvieron a mostrar que las camisas a cuadros, ya sean de franela u otro material, no pasan de moda y que se pueden alternar en manga corta o larga. Ver a Eddie con el cabello largo de nuevo, parece remontarnos a un pasado no muy lejano – No mames, cuánto cabello todavía tiene aún – le digo a mi acompañante.

El ‘show’ comenzó a las 21:25 después de que Vedder subiera al escenario a cantar la última canción con el grupo telonero X, de California que intentaron, todas las veces que pudieron, hablar en español. Salió con una máscara plateada, presumiblemente de ‘El Santo’.En muchos años de ver conciertos, es raro ver ese detalle; Pero Vedder ya lo había hecho en el 2003, allá en el recinto cruzando la calle. Eddie saludó con un ‘Hola México’.

Desfilaron varias canciones, al principio que si bien no eran ajenas, acaso poco conocidas por el público, al menos el que me rodeaba. Volví a observar esas miradas perplejas, de las que les hablé en la entrada de Interpol. Tuvieron que pasar varias canciones, hasta que al llegar a Even Flow, la gente se prendió, pero ya había pasado bastantes interpretaciones. Entonces, puedo decir que el público era también diferente.

Como era de esperarse, muchas de las canciones era su álbum Ten; Justo antes del primer Encore recompusieron y subió la intensidad cuando llegaron las canciones viejas. El concierto estuvo bien, pero falló en ser espontáneo. Cuando en ‘Daughter’ piden apagar las luces y ver los encendedores al ritmo de las canciones es interesante, si es la primera vez que lo observas. Yo lo vi por primera vez cuando Bono, en el 97 pide lo mismo. Ese día había muchos más encendedores, como se puede ver en el DVD de la gira.

En cierto punto del concierto, pensé que este iba a ser el más flojo de todos los conciertos que han dado en el país, pero se compuso; Pienso que este fue mejor que el del 2005. Para ese se tenía unas expectativas enormes, pues habían dejado el listón muy alto en el 2003. Y esa marca aún sigue ahí.

Hacia el final del concierto con ‘Rockin’ in the Free World’ los vasos de cerveza salieron volando por todos lados. Gran aportación del público y un buen momento. Pero la interpretación se quedó lejos de aquella combinación que hiciera en el 2003 con Sleater-Kinney en dónde se mezclaron con ellas y todos hicieron su parte. Aquella vez, también hicieron dúo durante ‘Hunger Strike’.

Una cosa buena de la noche, fue poder verles en un escenario amplio y grande, con buena acústica, que permitía oír las canciones plenamente; Pero no así las palabras que soltó Eddie Vedder a lo largo del show.

Es, sin duda raro no ver a Eddie Vedder tomar y tomar vino a lo largo del concierto, cómo sí lo hizo en las ocasiones anteriores. Ahora no pude ver que se llevara líquido a la boca durante el concierto. La sorpresa es verle sobrio en el escenario.

Me dio gusto oír esa canción que tanto me ayudó hace unos años mientras me sentía mal, pero también lamenté que no tocaran mi canción favorita de ellos. Se la habían estado ahorrando durante toda la gira, y aquí no fue diferente. Tampoco nos regalaron un cover de Queen (en su aniversario), o The Who o de Pink Floyd, como en otros lugares sí lo hicieron. Eso fue malo, en verdad. Que Vedder tocara una canción propia en la actuación, también es raro.

Aquí y ahora son diferentes. El show quizá sea muy parecido y sencillo pero es la esencia lo que ha cambiado. El grupo se ve unido, en gran forma. Pero no es lo mismo.

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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Soda de Café

Ella usaba aún aquel uniforme azul obscuro y su falda tableada, que dejaba ver sus piernas todavía infantiles. Su cabello castaño claro, que casi rosaba los hombros, siempre con una peineta o una coleta adosada con un listón rojo.

Sus miradas se cruzaron tímidamente, aquellas primeras veces, y no sabían qué decir.. Luego de verse una vez por semana, podían sostener la mirada, por espacio de tiempo cada vez más grande. Eran los tiempos en que el primer disco de Café Tacvba ya sonaba en el radio. Algunas cosas eran novedosas, pero al escuchar “Las Persianas”, era casi imposible no pensar en la “Persiana Americana” de Soda Stereo.

A esta corta edad, y luego del paso al menos un año, comenzaron a pensar diferente. Cambió de uniforme y la falda subió al menos un par de centímetros de cómo la recordaba, y aparecieron unos extraños fierros en su boca. Quizá fue por ese tiempo, él la oyó hablar más de tres palabras, a la vez.

Desearon un beso.

El jueves era el día para verse, siempre y cuando no lloviera o no fueran vacaciones, porque el uniforme desaparecía y usaba ahora ropa común y corriente. No se podían pues, ver sus delgadas y cada vez más largas piernas.

Nunca la volvió a ver en uniforme, conforme pasaron los años. Fue en ese entonces que ella le anotó en un cuadrito, otrora la contraportada de un disco grabable, un número de teléfono y su nombre. La tilde en él, tenía forma de triángulo e iba sobre la segunda letra de su nombre – sí, luego de la mayúscula – y no era corto, tampoco largo.

Un día la esperó fuera de su colegio, con una flor y la pudo entregar.

Después de encontrarse en el mismo lugar todos esos años, un día se atrevió a acompañarla hasta dónde terminaba la cuadra, bajo la mirada vigilante de su madre y otras de su tía. De alguna manera se sentía identificado o aceptado. Era difícil comprender el sentimiento.

Quizá deseaban tocar sus manos.

Cuando finalmente se animó a llamarle por teléfono, pudo hablar con ella más de 15 minutos; Había sido un gran logro. Quizá le habría gustado regalarle un cassette con las canciones que le recordaban su sonrisa, ahora ya sin los fierros extraños. O aquella con la descubrió, que ya usaba maquillaje.

¡Llámame pronto!

Y ella volvió a crecer, y ahora ya no podía acudir a la cita de cada semana. Ahora sólo venía su madre o tía y a veces podía oír noticias, novedades. Y las visitas se fueron haciendo cada vez más lejanas.

Era natural pensar que ella, dio muchos besos.

Y la música cambió, conforme la edad también avanza. Ya no había más Soda y el Café ya era de cuatro placas.

Desde temprana edad, tuvo la mala costumbre de guardar cosas, atesorar cosas sin mucho sentido o valor futuro. Entonces, quedo todo encerrado en una bolsa plástica, de aquellas que no se degradan, solo guardan olores. Un buen día apareció el cuadrito de papel. El número aún es legible y si marca da tono de timbrado, pero nunca ha esperado a oír la voz que completa el circuito.

Finalmente la encontró a la puerta de aquél edificio dónde, alguna vez, fue a dejar un encargo y donde, al menos un par de veces, estuvo esperando verla salir, aunque fuera a la papelería o de regreso a casa. Ya no hay uniforme, tampoco el cabello castaño; el maquillaje sigue. La vio un poco “fuera de foco, inalcanzable” como siempre.

Espera que no lo haya reconocido, porque han pasado 20 años; Se conocieron cuando eran niños en la pubertad pero nunca para jugar esos, juegos en la obscuridad. Ni siquiera, pudieron dar un beso.

Algún día, llamará; Sólo debe encontrar, de nuevo, el teléfono.

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cómo no recordarte el día de hoy

¿Cómo no recordarte un día como hoy? Si no fuera por ti, no sabría que hoy los muertos pueden regresar a casa, sólo por esta noche desde donde quiera que estén, y que tenemos que guiarlos.

No sabría qué cosas les gustaban a los que estuvieron antes que nosotros.

No sabría lo rico que es el pan de muerto, acompañado con una tasa de chocolate.

No sabría de las calaveritas de azúcar, decoradas con pequeñas tiras de colores, y que los nombres no son puestos al azar.

Que los dulces, también hacen regresar a los muertos.

Que el atole, también se puede hacer con agua.

Que el papel picado, es tan importante como las otras tres cosas.

Que te gustaba tomar cerveza, en las tardes calurosas en tu tienda de aquella tierra caliente.

Que las flores, además de adornar dejan buen olor si les cambias el agua.

Aquí, te sigo recordando viejita.

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