Llega un momento, en que el todos oramos; pero hay otro, diferente, en el
que lo hacemos en voz alta.
Y entonces, das cuenta que eres demasiado viejo o que tus ojos han mirando
muchos amaneceres en vilo, con la esperanza de encontrar la respuesta al sosiego.
En otras ocasiones, solo es la oportunidad de mirar atrás y reconocer tus
errores, aún cuando quizá es demasiado tarde; pero es privilegio de los más
enterados poder entender la relación de todos los eventos y encontrar aquellos
que fueron decisivos. Aquellos que nos marcaron por los días, semanas, meses y
años que prosiguieron.
Luego de mucho pensar, se puede llegar a ellos. Pero nunca se puede regresar
atrás; al menos no ahora.
En entonces, que comenzamos a orar.
.gus0