Por la ventanilla del avión, puedo ver cuatro colores: negro de la tierra inerte bajo los primeros rayos del Sol. Naranja, provocador. Blanco al centro y por encima el azul al que abraza de nuevo el negro. Todos ellos producto de la difraccion de la luz al entrar por la atmósfera terrestre. Estoy despierto porque los nervios de no alcanzar el vuelo, la ansiedad que me provoca imaginar la caída del avión en pleno vuelo. Me sudan las manos, como que estuviera haciendo calor dentro de la cabina, pero no es así. El tener ganas de ir al sanitario también es un síntoma del mismo padecimiento.
Y es entonces que surcando el cielo y viendo el amanecer, me acuerdo de ti viejita.
Sé que el aniversario ya pasó, pero no por ello lo he olvidado. Tampoco que no haya tenido nada qué contar. Tuve la tarea de escribir algo en una hoja de papel hace unas semanas y lo que he escrito allí lo transcribiré aquí abajo:
"No es que haya olvidado escribir este año; tampoco es que no lo deba hacer. Acaso, es que he tratado de ser más claro en lo que quiero decir pero me ha estado costando trabajo.
Este año, he tenido más preguntas que los anteriores. He sentido la necesidad de oír tu voz de cuando en cuando, aunque sé que resultará harto imposible. Queda pues a costa de mi memoria poder hacerlo esporádicamente acaso por el miedo de que el recuerdo se gaste, así como las cintas magnéticas, como los cassettes que te causaban risa.
Este año, también hicimos una misa en tu honor. En realidad fueron dos, por confusión de mi madre. Yo no pude ir a una de ellas por el horario, pero a la segunda sí como casi todos los demás. Te seguimos recordando excepto los más pequeños, pues o te conocieron siendo muy pequeños o bien, aún no habían nacido; como es el caso de Brissa. Es la segunda hija de nieta y evidentemente hermana de LR. Apenas va a cumplir un año de vida y tú nos dejaste hace tres.
Creo que no puedo ser más claro –me parece- por los cambios que pasado los últimos meses y apenas me estoy acostumbrando. Si bien vivir en otro lugar, bajo un nuevo techo, parece no ser cosa del otro mundo, en realidad se ha vuelto algo harto novedoso e incierto. A veces, te extraño más por ese detalle. Pero este barrio te gustaría más, me lo puedo imaginar; y es que hay muchas cosas, de las que te solían gustar, cerca. La panadería, está apenas a dos cuadras. La iglesia a cuatro, la tiendita, en la esquina. El pan es bueno. Las campanas y su repique, se oyen por las mañanas. El señor de la tienda, además de ser mi vecino, es muy activo igual que su esposa. Venden de todo. Quizá, así es como he imaginado era tu tienda allá en San Luis Potosí.
Me parece que este año, mi madre te ha extrañado más; tu compañía y actividades relacionadas le han dejado un gran hueco. No ha estado muy bien de salud, y aunque no ha estado en cama mucho tiempo, a veces me hace dudar un poco por el hecho de estar lejos. Quizá sólo es el proceso.
Por lo demás, parece que las cosas se vuelven impávidas a la mirada del observador casual. Cada vez escucho menos música nueva. No es como antes. Hace pocos días encontré mi viejo tocacintas portátil que usé en la secundaria y preparatoria. Todavía tenía dentro un cassette –grabado por mí, claro- pero no tenía pilas, así que no lo pude usar. Regresaré luego por él. Hay una gata nuevo en la casa, se llama Olivia; te gustaría. Es gris con manchas y pequeña aún."
Hace no muchos días, recordé una vez que ambos viajamos en tren hacia el pueblo que te vio nacer. Supongo que era el tren México-Querétaro. Estoy cierto que nunca viajaste en avión, pero estoy seguro que te habría dado un poco de miedo, como hoy a mí. Te extraño. Siempre.
.gus0