lunes, 22 de junio de 2015

Cinco

Hace unos días me perdí en la mirada de un señor en el vagón del metro. Sé que muchos han dejado de mirar a los ancianos por su mirada triste y de añoranza. Es el miedo a llegar a ser frágil como ellos. A ser fácilmente abrumado por un mundo que no se detiene y cada día es menos personal. Su mirada tierna me llevó a pensar en ti. Era cándida, sensata. Temerosa. El mismo señor me recordó el seco y monótono sonido de un bastón al caminar. Aluminio con goma de plástico al final.

Al recordar ese día me he planteado ¿por qué las personas pueden pasar en cama y en mal estado mucho tiempo pero cuando llegan a un hospital tienen su fin pronto? Entiendo que el ambiente de ahí en menos saludable que otros pero supongo que es el cambio tan brutal el que desanima a las personas. Creo que es la tristeza la que hacen que pierdan su fe y entusiasmo en seguir. Te llevamos al hospital no para que sintieras que te abandonábamos o para dejarte ahí, pero teníamos miedo y sabíamos poco sobre qué más hacer ante tu delicada condición. No creo que haya sido malo; acaso solo habría cambiado el día.

Este año es el primero en que me ha gustado ir a la iglesia. No estoy cierto a qué se debe o la razón detrás de ello. He llegado a pensar que se trata de generar la suficiente cantidad de paz interior para que sea posible. La señora que ahora canta y toca el órgano en la parte alta de la iglesia lo hace bien. Mejor que muchas otras que me ha tocado oír. Esta última vez, le ha tocado a mi mamá leer la Primera Lectura. Creo que se emocionó mucho.

Hace cinco años que no te veo. Te extraño de cuando en cuando. Me gustaría saber qué piensas de estos tiempos modernos. Del clima, de la Ciudad, de las tardes de lluvia, de los nuevos edificios, de las calles cada vez más viejas, del camión de la basura nuevo, de las telenovelas, de que el radio cada vez es más triste, del fútbol, de la comida, de tus ideas sobre el tiempo, de las noches y los días. Que me cuentes una vez más de tus viajes en tren. Que me cuentes la historia de la foto que encontré en diciembre.

¿Cómo platicarte cosas que seguramente ya sabes por ser omnipresente? ¿Qué contarte a ti que estás más allá del tiempo? ¿Cómo es el tiempo en dónde tú estás? ¿Cómo puedes estar en todos lados? ¿Tienes alas? O ¿Simplemente estás sentada mirando hacia el horizonte mientras en tu cara sientes la brisa y la leve caricia del Sol en tus mejillas? ¿Allá dónde estás necesitas tus lentes?

Te quiero siempre.

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miércoles, 10 de junio de 2015

Quiero

Quiero
Quiero
Quiero
Quiero
Quiero
También quiero
Además quiero
Quiero
y tengo ganas.

Pero sobre todo, quiero.

.gus0