He querido condensar mucho lo que quería escribir pero en el proceso parece que perdí mucho de lo que quería decir. Es claro que como escritor me hubiera muerto de hambre hace algún tiempo.
Este último año han ocurrido varias muertes cerca; Creo que es fácil pensar que las personas van a estar ahí siempre y es uno quién se irá primero. Morir joven no debería ser natural bajo ninguna circunstancia pero es algo inevitable.
En las semanas anteriores he pensado mucho en ti, principalmente pues hay cosas sobre las que me gustaría saber tu opinión aunque sea egoísta de mi parte.
Te quiero preguntar cómo era de niño; qué cosas veías buenas en mí y para qué era bueno desde tu perspectiva. Preguntas que de nuevo van del pasado para poder mirar hacia el futuro. Mucho me temo que a ratos me siento perdido pero pienso que tu voz me reconfortaría un poco.
Me gustaría que nos pudieras ver la televisión conmigo, ver las películas que viste cuando eras joven mientras me cuentas cómo eran los cines viejos que ya no existen. Porque aún cuando lo he leído y visto en fotografías viejas, preferiría que me lo contaras tú. Acaso poder leerte un libro de a poco para que no se termine.
Ojalá me hubieras dejado memoria de tus secretos de cocina y cómo te quedaba tan rica la comida para ver si te pudiera emular. Sigo sin poder hacer gran cosa pero he avanzado un poco. Sigo comprando rompope cada vez que se termina aunque no consuma mucho; Me faltan las gelatinas para poder vertirlo en ellas. Quizá sea lo próximo que intente hacer y entonces ya tenga otra cosa más para ofrenda.
Hay días en los que mi mamá te extraña más que yo pero no lo dice. Lo veo en su mirada. Ya no hay aves como cuando estabas tú pero Olivia, la gata de a lado, va y viene a su placer de modo que prácticamente vive en el patio y creo que está bien.
Todo lo demás es lo de menos.
.guSo
Edición 1. Sí llovió. En la noche como aquella vez.
También conocí a alguien que te conoció cuando eras jóven y llevabas a mi madre de viaje. Usabas el tren y bajabas en la estación más cercana y caminabas unos 8 kilómetros para llegar a tu destino. Me contaron de las cosas que se vendían en la parada del tren en camino a su destino. Vivías todavía en San Luis Potosí. Con ello terminé de confirmar que me hubiera gustado viajar contigo en el tren y tener en mi memoria recuerdo alguno de la mole de acero rodar por el campo. Ver y sentir es estruendo del vapor que enmanaba de sus entrañas.
Edición 1. Sí llovió. En la noche como aquella vez.
También conocí a alguien que te conoció cuando eras jóven y llevabas a mi madre de viaje. Usabas el tren y bajabas en la estación más cercana y caminabas unos 8 kilómetros para llegar a tu destino. Me contaron de las cosas que se vendían en la parada del tren en camino a su destino. Vivías todavía en San Luis Potosí. Con ello terminé de confirmar que me hubiera gustado viajar contigo en el tren y tener en mi memoria recuerdo alguno de la mole de acero rodar por el campo. Ver y sentir es estruendo del vapor que enmanaba de sus entrañas.