Un par de chicas, encaramadas sobre los hombros de dos chicos, simulan una pelea entre ellas, algo que comúnmente se llama cat fight, pues no alcanzan a hacerse daño, hasta que la primera descuelga su mano por el pecho de la segunda dejando a la desnudez pronta y regocijo de los asistentes, incluido el Warpig, baterista de Lost Acapulco.
Otros asistentes, usan máscaras a la mitad del micro Slam, y más allá hay un surfer que es levantado por encima de la cabeza de los asistentes que se mueven de acuerdo a la música de fondo: Surf. En el Vive Latino 2008 hubo uno en silla de ruedas.
Los acordes, van dando más y mejores canciones pero lo mejor es que van trayendo recuerdos. Esta noche parece especial, y se da justo antes de la gira Europa del grupo, quizá a manera de ensayo nos deleitan con muchas rolas viejitas. Clásicos, porque "El Garage de Gina Monster" sonaba en la radio por allá del año 1998 como parte del primer LP del grupo “4”. ¿Qué tal cuando tocan “Mascarita”?
El escenario, inmejorable: Ellos como siempre usan máscaras, excepto el Warpig ya desde hace tiempo la dejó de lado. Están inmersos en un cuadrilátero real de lucha libre, que los eleva al menos un metro y medio del resto de las personas. Si se alocan un poco, se pueden pegar con el techo bajo del Pasagüero.
Así que armados con unas chelas, en mano nos acercamos al escenario. Estamos cerca, pero ellas lo están más. Comienzan a salir las rolas del álbum nuevo: “Los Obligados Racing Team” y yo solo espero una sola. Esta noche solo quiero oír una y ya.
A la ocasión de esa noche, no puedo decir muchas veces: “Ahora toquen una que sí me sepa”, pues el surf rara vez tiene canciones que usen la voz como instrumento; Aún así tocan "Olvidemos El Romance" (favorita de los caballeros, y de las tres chavas que se acomodaron a un lado), El Garaje y "Caguama".
El calor comienza a subir y el sudor gana terreno en su camino al suelo, y una gorda gota baja por el lado derecho de mi cara –Chingao, es apenas la segunda rola, la tercera chela y ya estoy sudando, va a valer madres – y hay que limpiarla con algo. Benditas mangas largas, para algo me sirvieron hoy.
En algún momento, sucedió algo interesante: Mi visión se tornó monocromática: Gris, porque en sepia no me agrada tanto. Justo cuando se oía "Guerrero Negro". Pude ver nítidamente a "El Santo" manejar su auto, mientras a su lado copiloteando estaba "Blue Demon". Los miraba con la perspectiva de ir en el asiento de atrás y ver pasar en una pantalla al frente el camino grabado previamente, mientras el auto se bamboleaba de un lugar a otro. Quiero pensar que platicaban de la cat fight y las morras que bailaban surf allá lejos en el año 2011. ¡No esperen!, quiero ser yo el que va manejando ese hot-rod, que con su garganta de 8 cilindros, ronronea como gato. Esas imágenes de los luchadores y el surf, forman parte del culto alrededor de ambos.
Las tres cervezas que nos habían entregado en la barra, se iban terminando. Un trago más y se habrían terminado ¿Y los envases?. Ha sido una maravilla poder tomar el sagrado líquido directamente de la botella.
Finalmente aparece esa rola que tanto me gusta de este nuevo álbum y presto más atención a los detalles, aunque ya la he oído muchas veces. No es que el resto de las canciones no me guste, o sean malas; Por el contrario me parece que éste álbum hace que luzcan mejor como músicos y hasta parezca que les gusta tocar. ¿Será acaso que se hacen mejores con el paso del tiempo? ¿Será que son menos atascados? ¿Ya le habrán agarrado el modo a eso de la tocaba? Quizá todo lo anterior. El público lo conformamos chavos de varias generaciones, las morras del cat fight no pasan de los 20 años, mientras que a nosotros, mi carnal el Fer y yo, ni siquiera por error nos piden la credencial de elector. Han logrado traspasar la barrera generacional y ahora han encontrado nuevos adeptos, como los que están detrás de mi que parece que nunca los habían visto en vivo, que ven al güey de enfrente mover la cabeza con las rolitas, viejas y nuevas del repertorio.
Ritmos van y vienen, aceleran se detienen van “Por Un Tubo” – comienza el dolor en el parte trasera del cuello – así como en “Tangatutanga” o qué tal cuando pidieron encender las luces mientras se ejecutaba “Surf Mongol”.
Sucede que cuando entonan “Calaveras del Justicio”, puede uno volar o bailar lentamente a compás que dictan las chavas que mueven lentamente su cabello amarrado en forma de coleta con un cintillo y dice: Lost Acapulco.
Lost Acapulco se ha hecho un lugar entre los grupos capitalinos, más representativos de los últimos años. Y esta noche han sacado el repertorio viejo, rolas que casi no habían tocado, al grado dejar una que otra muy famosa sin ejecutar. Más chingón. Han viajado a lugar como Japón; Junto con Café Tacvba son de los grupos mexicanos, cuyas fronteras han rebasado y tocado ante grandes masas como en el Festival Vive Latino.
La noche, luego de que llegan dos cervezas mas, se va terminando. Luego de una hora y veinte minutos, el ambiente finalmente ha alcanzado una humedad y calor que parece, estamos en la playa.
Y ahí es donde la visión monocromática, termina.
Larga vida a Lost Acapulco. Sigan tocando para que haya más surfers, más Slam y más cat fight.
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